12 de febrero de 2022

Yanina Audisio, 5 poemas 5


Fotografía de Tamara Dean
ESTÁS CRECIENDO, ENREDADERA alimentada a lluvia tenue, húmedo así, racimo, nervaduras desperezándose contra el aire, rozadera de savia y tallo, cosa verde arrastrada hacia el hueso, antiguo sueño de semilla, estás subiendo por el recuerdo de mi espalda o de la espalda de cualquiera, no importa, la anterior o alguna otra, la próxima, el cuerpo es siempre contra otro, una sucesión de vertederos, fregamientos, trepaderas, accidente del viento y el sol cuando se obstinan, olvido momentáneo de la muerte, estás abriendo las hojas, desplegadito de filamentos, y yo surco la lengua como una tierra para que entres a crecer en mÍ


Fotografía de Tamara Dean
ACABA DE APARECER UNA MARCA y la marca es el daño sobre tu brazo en la parte más blandita, acaba de aparecer, la marca es una señal de mi daño donde había besado otras cicatrices, no por curarlas, las besé por besarte y que no quedara un espacio donde la enfermedad o el accidente pudieran más que mi capricho: allí acaba de aparecer la segunda marca porque no quisiera que esto de ir al límite nos deje en el acto aislado de la única vez que me ofreciste el brazo para que te haga lo que hago, hasta el dolor conmigo hasta el dolor de mí. Hube de tocarte para no quererte como si no fueras el que tiene un poco de la arena del desierto entre los dientes y muchos paisajes que no conocías entre las manos: sobre las que acaba de aparecer la tercera marca. Sabemos algo de todo lo que encuentra su vencimiento: andar perdiendo el verano y quedar de pie donde las cosas de antes insepultas, como bajo tres cruces. Hice las tres primeras marcas y el calor hizo bien su trabajo, lo hizo para vos y para mí. Salieron después las estrellas, aunque ya estaban, pero no podíamos verlas, aunque estén muertas como están y pensemos que al verlas existen para nosotros, como creí que al darte el dolor te daba lo más real. No hablemos de amor, todo es insostenible en el corto rodeo del cuerpo, siempre termina por donde empieza, dando una vuelta, acurrucándose sobre sí mismo, dejando testimonio de su hambre: acaba de aparecer la marca que me devolviste como un beso furioso un segundo antes de cerrar la puerta, cuando las cosas ocupan las esquinas ya es demasiado tarde para pedir un abrazo, tomar agua, ofrecer un pañuelo y, sin embargo, este aire denso que llena la casa, todo esto es coger pero más total, más íntimo, más terrible, como robarte la sombra, que aprendas a ser nube y quién queda librado aquí donde me quedo ni aire ni agua ni tierra, ahora te estás quemando solo y tu marca a solas le gana a la marca que me hiciste y le gana a las tres que te hice y vuelvo a la noche antes de conocerte pero vuelvo: las cosas siguen insepultas, empiezan a desaparecer y acabadas de desaparecer las marcas, tu brazo, las cosas, se ocupan de darme el fríO

Fotografía de Tamara Dean
NOS VAMOS CONTANDO LA HISTORIA. Metiste mi cuerpo en tu sueño como puse los ojos en tu boca, apuntando para errar. Tenemos que poder: rasgar apenas los contornos que son el cuerpo, contar con la confianza, ser el ruido de nuestros nombres sin pronunciar. El perfume que me olés viene del recuerdo, algo de tu silueta antigua es lo que suelto en la pared. Nos ofrecemos sin saber: turbia mansedumbre para ocultar las pequeñas desapariciones en el error de los cuchillos, somos cosas con filo que restallan para hacer un quiebre en la cerrazón larga, cosas con filo que chocan para sacarle al daño un segundo de luZ

Fotografía de Tamara Dean
POR AQUÍ, DONDE NO PERSIGAS UN CORAZÓN, estoy: encendiendo una enramada, espina por espina, devoro cada uno de tus fantasmas. Moviendo los diecinueve músculos de la lengua, tomando de tu cuerpo lo que luego asaltaré en el lenguaje: la placidez, la familia, el día. Todo lo desarmo para mirarte mirarlo, para hacerte algo temblándotE


Fotografía de Tamara Dean
DE DÓNDE VIENE AQUEL RESPLANDOR, de dónde esta sacudida, de dónde ese estallido que lo vela, lo agita, lo aturde todo.
Desarmada, por tu nostalgia de aire. Por tu música azul, derramada.
De dónde llegaste, hermoso y herido, pájaro de lo alto, cómo negarte el árbol de mis noches para apaciguar tu corazón.
No podría dejarte como la luna no puede, incrustada de luz, dejar el cielO



Yanina Audisio 
(Río Cuarto, Córdoba, Argentina, 1983)
Reside en Buenos Aires
POETA/TRADUCTORA/PSICÓLOGA/MAGÍSTER EN SALUD PÚBLICA
de Sol por un ratoAbisinia Editorial, 2022
Colección Concierto Animal
Director de la colección: Fredy Yezzed
Mención honorífica Convocatoria 2020 Nueva York Poetry Press
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