11 de febrero de 2022

Gloria Bird, 2 poemas 2 (+1)

Collage de Shannon Rankin


LA RESILIENCIA DEL CORAZÓN

El sol matutino roza el aire frío y seco
calcina los ojos soñolientos arrancados del borde del sueño
mientras arañas construyen sus redes a través de nuestras puertas, grillos
entran por las grietas del alféizar de la ventana, y ratones bailan atrevidamente
en el pasillo que predice la llegada del temprano invierno.
Un campo de chamizos en la cercanía inmediata templa
el recuerdo empobrecido de la mano que retiene el desierto,
alimenta mi espíritu hambriento. El arroyo vacío de estelas de agua lluvia
se despierta con lagartos de buena suerte que dejan su impronta en la arena
arremolinada. Cactus guardan los parámetros de nuestra existencia, corren
la cerca. Los pináculos de formaciones de tierra suben al nivel del ojo
en la distancia, cambian nuestros sentidos.
He vuelto aquí veinte años más tarde con dos hijos jóvenes,
aún no un fragmento del recuerdo del nacimiento de mi hija en esta tierra,
cuya presencia sentimos aún como flores silvestres nativas que brotan libremente
ocupando cada campo de visión en amarillos abigarrados
contra la tierra siena, el color de sus pieles.
Temprano en la mañana, nos sentamos en nuestra terraza sobre ramas congeladas
frente al sol naciente, el aire pulverizado áspero con el polen. A nuestras espaldas
la vertiente occidental, surcada por lluvias oscuras y sombras de nubes lentas.
En algún lugar, casi escuchando un cachorro solitario que grita para que lo dejen entrar.
Olores de basura quemándose en el camino sobre el viento viviente.
Me planto a mí misma, yuca endurecida, para esta tierra milagrosa.
Mis hijos, como brotes, se inclinan ante el sol de la mañana para crecer, bendecidos con la juventud suficiente para tomar el camino de la resiliencia del corazón.

THE HEART'S RESILIENCE

Morning sun skims through the cool, dry air
sears the sleepy eyes torn from the rim of dream
as spiders build their webs across our doorways, crickets
come in through the cracks of windowsill, and mice dance boldly
in the hallway predicting the coming of an early winter.
A field of chamisal in the foreground tempers
the impoverished memory of the desert's withholding hand
feeds my hungry spirit. The arroyo empty of rainwater wakes
alive with good luck lizards leaving their imprint in swirled
sand. Cactus plants guard the parameters of our existence, run
the fenceline. The pinnacles of earth formations rise eyelevel
in the distance, shift our senses.
I am returned here twenty years later with two young sons
not yet a part of the memory of my daughter's birth in this land,
whose presence we feel still as native wildflowers bloom freely
occupying each field of vision in variegated yellows
against the sienna earth, the color of their skins.
In the early morning, we sit on our verandah on freezing benches
facing the rising sun, the powdered air rough with pollens. At our backs
the western slope is streaked by dark rains and slow cloud shadows.
Somewhere on the edge of hearing a lonely puppy yelps to be let in.
Whiffs of burning trash trail in on the living wind.
I plant myself, a toughened yucca, to this miraculous land.
My sons, like shoots, lean into the morning sun to grow, blessed
with youth enough to take the path of the heart's resilience.

de The River of History, Trask House Press, 1996/1997





Collage de Shannon Rankin

HISTORIA DE LA CREACIÓN

Despierto en la mañana sombría de principios de invierno
dentro del anhelo de lluvia de fuera de temporada,
pensamientos de ti miran desde el borde de una cueva
oscura. La pregunta es ¿descenderás?
¿Te inclinarás ante una mujer
que sueña tu lengua enterrada en el extendido
corazón del amor? Hoy soy irrazonable
y necesito impulso, cariño,
por favor perdóname.
Cuando el olor a almizcle se eleva desde el cuerpo cálido,
sé que es el ritmo de la desesperación del amor
que nos separa mediante una quemadura
y sólo la afirmación del cuerpo
puede juntar de nuevo las
piezas rotas. Y para mí,
digo, sólo tus palabras suaves pueden calmar
el frenesí de mi nueva enfermedad de sal.
Luego sucede. Te materializas
en la sala devastada, me cubres como piel.
Oh, bebé, este es el final del mundo
razonable, un quiebre psíquico, y las mil
millas rígidas entre el sentido y perderlo
para siempre significan nada.

La memoria del desierto ancestral fluye
por tus venas donde pequeñas cosas tienen que ser
arañadas desde la superficie de la tierra agrietada.
Mía es la montañosa maderera
invadida por fauna silvestre. Juntos, debemos
encontrar un terreno a salvo de hambre
y desperdicio, construir nuestra casa
de equilibrio en el mundo inclinado
donde incluso los fragmentos humeantes
arderán rojos en el ojo de Dios.

CREATION STORY

I awaken in the shadowed morning of early winter
within the yearning of unseasonal rain,
thoughts of you peering from the edge of a dim
cave. The question is, will you come down,
will you bend before a woman
who dreams your tongue buried in the spread
eagled heart of love? Today I am unreasonable
and need driven, sweetheart,
please forgive me.
When the musky scent rises from heated body,
I know it is the rhythm of love's desperation
that sears us apart, and that only the body's
affirmation can pull the broken pieces
back together again. And that for me,
I say, only your soft words can soothe
the frenzy of my new salt sickness.
Then it happens. You materialize
in the wasted room, cover me like skin.
Oh, baby, this is the end of the reasoning
world, a psychic break, and the thousand
rigid miles between sense and losing it
for good mean nothing.

The ancestral desert memory flows
in your veins where small things must be
scratched from the surface of cracked earth.
Mine is mountainous timberland
overrun with wildlife. Together, we must
find safe ground from both famine
and profusion, build our house
of balance in the tilted world
where even the smoldering fragments
will burn red in the eye of God.

anteriormente inédito

B O N U S  T R A C K 

Collage de Shannon Rankin

LO QUE DEBEMOS

La lluvia, que abanica su luz gris temprano sobre el cielo oriental, podría ser la cola de algún gran salmón en el río de la historia. El sol se eleva, brillante olvido. A veces la mente pervierte los ciclos naturales, se encierra alrededor de sus pequeñas negaciones y todas las cosas que nos negamos a traer al presente con nosotros. Freud conocía la consecuencia de la historia asordinada, no obstante continuó mintiendo al respecto, para disfrazar la única verdad que podría habernos liberado a todos. Sé lo que le debo a las mujeres cuyos dedos se pelaron excavando las raíces en alguna llanura noroccidental. Quizás estaban de huida o preparando el velorio ceremonial por los campos de camas que serían reemplazados en sus vidas por millas de trigo. La tierra allá carga nuestro dolor, y no hay limpieza, sólo severos rechazos como el río que se retrae desde la roca sobresaliente. En aquel entonces, yo no comprendía cómo los ancianos padecieron ese triste lugar a lo largo del Tshimakain, donde comían y contaban historias bajo los pinos. En un carnoso y tierno lugar llamado herencia, como una vieja herida cicatrizada sobre una piedrita, comienza esta larga comprensión, el camino, los huesos de elegantes animales que se alimentaban de generaciones que pertenecen al río y son devueltos a aquellos inicios líquidos que comunican nuestra necesidad a quienes viven allí. Hacia la tierra va el más interno corazón del corazón en el que la esencia de los ciervos se mezcla con la de nuestros antepasados en este continuo, donde lo que debemos, lo debemos, y lo transmitimos a nuestros niños.

WHAT WE OWE

Rain fanning its gray light early over an eastern sky could be the tail of some great salmon in the river of history. The sun comes up bright forgetfulness. Sometimes the mind perverts the natural cycles clamping shut around its petty denials and all things we refuse to bring into the present with us. Freud knew the consequence of muffled history, yet continued to lie about it, to disguise the one truth that might have liberated us all. I know what I owe to women whose fingers were rubbed raw digging roots on some northwestern plain. Maybe they were on-the-run or preparing the ceremonial wake for the camas fields that would be replaced in their lifetimes by miles of wheat. The land there bears our pain, and there is no cleansing only stark refusals like the river receding from jutting rock. Back then, I did not understand how the old people endured that sad place along the Tshimakain where they would eat and tell stories beneath the pine trees. In a tender fleshy place called inheritance, like an old wound healed over a small stone, begins this long understanding, the way the bones of sleek animals that fed generations belong to the river, are returned to those liquid beginnings to communicate our need to those living there. To the earth goes the innermost
heart of the heart in which the essence of deer mingle with that of our ancestors in this continuum where what we owe, we owe, and pass on to our children.

de The River of History, Trask House Press, 1996/1997

The River of History, Trask House Press, 1996/1997




Gloria Bird 
(Valle Yakima, Washington, EE.UU., 1951)
Pertenece a la Nación Spokane
POETA/EDITORA/ACADÉMICA/MÁSTER EN LITERATURA
extraídos de WORLD POETRY MOVEMENT
en WIKIPEDIA

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