Fotografía de Tamara Dean |
UN GIN TONIC EN MIRAMAR
CON LA SEÑORA ATWOOD
Es hora, otra vez, de trabajar en el jardín:
hora de la poesía, de los brazos
hasta los codos en lo que queda
de diluvio; con las manos en la tierra, tanteando
entre las raicillas,
los bulbos,
las canicas abandonadas,
los hocicos
ciegos de los gusanos, los excrementos de gato, los restos que un día
serán tus huesos, cualquier cosa que esté enterrada
allí a presión,
un tenue destello en la oscuridad.
Pasamos la tarde en el jardín,
sentadas en los sillones de mimbre blanco,
al abrigo del jazmín y de los kiwis
observando la coreografía de la adelfa en la brisa.
Ahí están la azada, el rastrillo, las cuchillas,
herramientas que todo poeta necesita.
En la alberca, las ranas liberan sus sílabas
monótonas como la temperatura de la muerte.
Cuántos muertos aquí entre la hierba,
a punto de despertar con el próximo lamento.
Los mirlos vuelan del acebo a la palmera.
Esquivan mi pregunta: ¿sobre qué escribir?
Dispongo las opciones sobre la mesa
igual que entremeses para un aperitivo.
¿Sobre el carácter que esboza la memoria fragmentada?
¿Sobre los récords que tuvo que batir nuestra genealogía?
¿Sobre los signos que el ojo extrae de donde se posa?
¿Sobre el sello que cada cual usa para franquear violencias?
¿Sobre el desamor y el duelo y sobre la muerte y el duelo
y sobre el pesar y el duelo y sobre el duelo el duelo el duelo?
¿Sobre el enigma de la poesía, su norte, su catadura?
Los copos de nieve no saben que son agua.
¿Qué es la ceniza?
Polvo incapaz de recordar lo que fue un día.
¡Chsss…!, detiene Margaret la deriva de mis aforismos,
apretándome la mano con su mano arrugada.
Sirve ya otro par de copas, my dearest.
Hagas lo que hagas, realmente no importa.
Para Maite Serna
(Lekeitio, Bizkaia, España, 1962)
POETA/ESCRITORA/LICENCIADA EN FILOLOGÍA VASCA/
DIPLOMADA EN MAGISTERIO
de Cómo guardar ceniza en el pecho, Bartleby Editores, 2021
Premio Nacional de Poesía 2021
Traducción al castellano de la autora
para leer la reseña de Carlos Alcorta en EL CUADERNO
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Qué maravilla de poema... La genial inspiración de Atwood!
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