24 de julio de 2019

Sonia Gutiérrez, 3 poemas 3 (+1)


Ilustración de Annya Karina Marttinen

LO QUE HACEN LOS POEMAS

Déjame decirte lo que hacen
los poemas. Con letras colgando de sus picos
y garras afiladas, los poemas
con sus alas inmensas
vuelan sobre mares tempestuosos,
donde el ojo de un huracán
los espera—se los traga
y los escupe.

Porque algunos poemas, no todos,
debo confesar,
son difíciles de masticar.

Ellos llegan agotados
con sus alas desplumadas por los vientos;
Y ahí, llegan a sus destinos—
vuelven a nacer
por los siglos de los siglos
disfrazados como pájaros de papel.
Y una vez más, ante los ojos
del lector, sus plumas
vuelven a brotar y sus palabras
levantan vuelo.

WHAT POEMS DO

Let me tell you what poems
do. With letters hanging from their chipped
beaks and sharp talons, poems
with their immense wings
fly over tempestous oceans,
where an eye of a hurricane
awaits them—swallows
and spits them out.

Because some poems, not all,
I must confess
are difficult to chew.

They are arrive worn out
with their wings plucked by the winds.
And there, they arrive at their destinies—
forever and ever disguised as paper birds.
And once more, before the eyes
of the reader, their feathers
sprout and words take flight.



Ilustración de Annya Karina Marttinen

LOS LIBROS

Después de oír la sentencia,
algunas personas dijeron
que se fueron a esconder detrás de los árboles.

Se dispersaron 
por todas partes. 

Algunos se escaparon de los salones
y corrieron atravesando campos, desiertos, ciudades, fronteras
buscando el lugar de los libros.

Mientras otros una vez atrapados
los estamparon con la letra P de color verde
sobre sus pechos. (Esos libros
están perdidos—y no se han
encontrado). Fueron llevados
por oficiales a lugares desconocidos
por los lectores—a lugares donde sus palabras
fueron diseccionadas
y formadas en algoritmos secretos
y metidas a chips de memoria
y cuidadosamente codificadas
en bases de datos.

Otros llevaban puestas la C
escarlata sobre sus pechos. Estos
libros siempre caminaban con miedo
de ser librocuestrados.

Otros, cubiertos con velos y envueltos
en bolsas de papel café, 
fueron señalados durante el recorrido de rutina
con un, “Tú. Enséñame tus páginas”,
mientras sus partes privadas
fueron hojeadas públicamente
y sus palabras picadas
con dedos índices acusantes.

Asustados por las noticias,
otros tropezaron mientras sus letras
caían de las páginas
y yacían paralizados coleccionando memorias—
de manos sujetando las rozaduras de sus bordes,
de cientos de libros idénticos quemados,
de ser pisoteados y pateados en sus lomos
y después orinados
y metidos en bolsas de plástico.

Y aún así, estos libros
se acuadrillaron— 
encontraron sus palabras,
se organizaron, y se levantaron
al unísono hombro a hombro 
para celebrar
los contenidos de sus páginas,
y ellos intercambiaron sonrisas
con sus imborrables
fantasmas siempre siempre siempre rastreando
buscando el lugar de los libros.

THE BOOKS

After hearing the ruling,
some people say
they went hiding behind trees.

They scattered
everywhere.

Some escaped the classrooms
and ran across fields, deserts, cities, borders
looking for the place of books.

While others once caught
were stamped with green Bs
on their chests. (Those books
are lost—and nowhere
to be found.) They were taken
by officials to places unbeknownst
to readers—places where their words
were dissected
and formed into secret algorithms
and placed into memory chips
and carefully encrypted 
databases. 

Others wore scarlet
Cs across their breasts. These
books always walked in fear
of being booknapped.

Others, veiled and wrapped
 in brown paper bags,
were singled out during routine patrols
with a, “You. Show me your pages,”
as their private parts
were publically leafed
through, and their words
were poked with accusatory
index fingers.

Startled by the news,
others tripped as their letters
fell from the pages
and lay transfixed collecting memories—
of hands grasping their scuffed edges,
of hundreds of identical books being burned,
of being trampled and kicked
on the spine and then urinated on
and stuffed in plastic bags.

And yet, these books
banned together—
found their words,
organized, and stood up
in unison shoulder to shoulder
to celebrate
the contents of their pages
as they exchanged smiles
with their ineradicable
trailing ghosts always always always
looking for the place of books.



Ilustración de Annya Karina Marttinen

LA MAZA Y CANTERA DE UNA POETA 

Porque estos dedos toscos
no tocan guitarra,
mis letras se levantan
como nudos desatados
del pueblo
de mi garganta.

Con sus ojitos desplomados
y trapos agujereados,
esa niña y niño
merecen vivir un cuaderno de la vida
sin balas,
con lápices de colores para pintar
sus buenos días y aguas
libres de lombrices.
Déjenlos subirse a los árboles
y enlodarse de sonrisas.

Y porque no tengo las brochas de Goya,
mis dedos pintan la sangre derramada
de brazos destrozados
como una tecolota
acribillada en su nido
mientras su tecolote huye
en terror a media noche.

Y porque para esta poeta, la poesía
es su único escudo y arma
sin violencia bruta;
teje palabras,
para que un pseudo-sordo mundo
escuche la historia
de su presagio.

A POET'S MALLET AND QUARRY

Because these clumsy fingers
don’t play guitar,
my letters rise
like untied knots
in the throat
of my people.

With their slumped eyes
and riddled rags,
that girl and boy
deserve living a notebook of life
without bullets,
with color pencils to paint
their good mornings and waters
free of worms.
Let them climb trees
and be muddied with smiles.

And because I don’t have Goya’s paint brushes,
my fingers paint the bloodshed
of mangled arms
like an owl
gunned down in her nest
while her love flees
in terror at midnight.

And because for this poet, poetry
is her only coat of arms and weapon
without raw violence;
she weaves words,
so a pseudo-deaf world
listens to the history
of her presage.



B O N U S  T R A C K 


Collage  de Madelaine Buttini (Madbutt)

MI BANDERA

Mi bandera es del color de la flora–
de amarillos, verdes crespos y secos,
y de rosados encendidos: son las caritas
de flores y botones por sonreír.

Mi bandera es del color de la fauna–
de matices cremosos y oscuros 
y de un pecho azul verde resplandeciente:
es el galope inquieto levantando el polvo y el grito
desgarrador emplumado.

Mi bandera es del color del agua –transparente
arropándome con sus brazos sin pugnar por el color
de la piel: en ella –río, gozo, canto, lloro y vuelvo
a sentirme amada.

Mi bandera no es del color de un arroyo rojo
de la sangre derramada de mi hermano palestino, 
de mi hermana africana, de mi hermano blanco,
de mi hermana y hermano dos espíritus. 
de mi hermana china, y de mi hermano sediento.

Mi bandera es el vaivén de una mano
y un pañuelo como un pájaro mensajero dolido
buscando un monte de esperanza,
ofreciendo paz y libertad.





Sonia Gutiérrez
(Estados Unidos, 1975)
Reside en San Diego
POETA/DOCENTE/FEMINISTA
de Spider Woman / La Mujer Araña
Colección de Poesía Bilingüe, La Bloga 
On-Line Floricanto, 2012
Traducción al español de la autora
extraídos de LA BLOGA
su blog CHICANA IN THE MIDST
administra POETS RESPONDING







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