Obra de Andrea Kowch |
Es un hablar de nieve
esto que sube y toca tu palabra.
Se dobla el otro extremo del espacio
allá donde el verano compromete
la ciudad en que habitas.
Alejada por la tierra implacable
tu cara es el azar de mi memoria.
Centellan los pájaros servidores del frío
y obedezco a los cóncavos designios
que le anuncian con colores helados en las ramas.
Voz de sol en destierro
manos que denominan cosas
entre huellas y pinos solitarios.
Yo sé mejor de lejos tu nombre de flor cruda
jugada en la inocencia.
Rotan su luz opuesta los solsticios
y hay un cambio secreto que le nace al lenguaje
agazapado en un rincón del mundo.
¿Qué punto del espacio
enlaza como un encuentro grave
tu decir y mi ausencia?
Algo ocurre en un sitio del alma
que desconoce sus predilecciones.
Levanto una mirada de fiesta prohibida
limada de una pérdida.
Ya no descubro rosas, las invento
de las sopladas voces de oscuridad y exilio.
Nunca se empieza a amar sin una chispa
de error en la mirada.
La distancia es a veces
mi mudo espacio de reconocimientos.
Obra de Andrea Kowch |
SI EL ESPACIO ES DISTANCIA
Quizá porque era invierno entonces
con persistencia de hojas concluidas
invierno no elegido
apenas un lugar para partir el vino
y entender esa zona baldía
entre el vértigo y toda permanencia.
Cualquier forma de hablar nos fue lejana
porque siempre ignoré tu despertar
caído desde un sueño mutable
tu despertar tan nuevo en la memoria
como es nuevo el amar
y otro el murmullo de la nieve
ahora que otra vez es invierno
en un pronto país desconocido
y hemos quedado a espaldas del amor.
Quizá porque mis manos son de muro
y me apartan de ti
manos libres que nunca quisieron apresarte
acaso aquel furor huyó
por la pared de vidrio entre mis dedos.
Qué incandescencia les faltó a los días
qué chasquido del sol, qué voluntad de noche
qué giro de la gracia entre las hojas?
O es que el amor es otro,
siempre lejos, muy otro
fuera de toda unión posible
y del silencio revelado?
Hablo para reconocernos.
con persistencia de hojas concluidas
invierno no elegido
apenas un lugar para partir el vino
y entender esa zona baldía
entre el vértigo y toda permanencia.
Cualquier forma de hablar nos fue lejana
porque siempre ignoré tu despertar
caído desde un sueño mutable
tu despertar tan nuevo en la memoria
como es nuevo el amar
y otro el murmullo de la nieve
ahora que otra vez es invierno
en un pronto país desconocido
y hemos quedado a espaldas del amor.
Quizá porque mis manos son de muro
y me apartan de ti
manos libres que nunca quisieron apresarte
acaso aquel furor huyó
por la pared de vidrio entre mis dedos.
Qué incandescencia les faltó a los días
qué chasquido del sol, qué voluntad de noche
qué giro de la gracia entre las hojas?
O es que el amor es otro,
siempre lejos, muy otro
fuera de toda unión posible
y del silencio revelado?
Hablo para reconocernos.
Elizabeth Azcona Cranwell
(Buenos Aires, Argentina, 1933 - 2004)
POETA/NARRADORA/ARTICULISTA/TRADUCTORA/CRÍTICA LITERARIA
en Alta marea, Muestra de la poesía argentina del siglo XX,
Editorial Nido de Cuervos, Lima, Perú, 2012
Selección de Jorge Ariel Madrazo y Julio Salgado
para leer + en DE SIBILAS Y PITIAS
y MÁS
Editorial Nido de Cuervos, Lima, Perú, 2012
Selección de Jorge Ariel Madrazo y Julio Salgado
para leer + en DE SIBILAS Y PITIAS
y MÁS
Qué buena!
ResponderEliminarGRACIAS!