Fotografía de Marta Stokrotka |
Qué triste es estar nerviosa como ahora
sin las manzanas que Eva pudo devorar
todo lo que he hecho ha sido tan común
tan caprichosamente ordinario.
Ni siquiera debajo de mis vestidos hay osamentas
de ancestrales paridoras.
Por mi vientre han pasado generaciones
que han muerto tempranas y apacibles
sin embargo, adolorida en los jardines,
he lamentado el veneno de las flores.
Tengo magníficas relaciones con las estrellas
y algo importante que me susurro al oído:
Eres una mujer.
Me veo confusa por los alrededores del sueño
y si alguien grita me quedo sin reacciones
porque soy un ser distraído en apariencia
pero debajo de mi piel llevo la alarma de los gatos.
Qué extraño es sentirme un animal
y reconocer que somos un mal dibujo de la naturaleza.
No me avergüenza que me sobren dudas
y he intentado ahogarme en el mar una soberbia tarde.
Jugué con las enfermedades
y cuando toso demasiado soy el consuelo de la hipocondría.
Pero si muere un amigo me desgarro la vida en el espejo.
Zoé Valdés
(La Habana, Cuba, 1959)
Nacionalizada española
Reside en París
de Todo para una sombra, Editorial Taifa, Barcelona, 1986
extraído de Los Inmortales
para leer MÁS
su WEB
Qué tremenda escritora. Leí varias de sus novelas, hace ya un tiempo.
ResponderEliminarEs este poema demuestra toda su potencia.
Besos.
¡Qué gusto volver a leer a Zoe!
ResponderEliminarGracias y saludos.
Lamento no tener sus libros de poesía, sólo hay en mi biblioteca una novela de ella.
ResponderEliminarSaludos Mirella e Isabel. Abrazo