Fotografía de Alex Prager |
Las mujeres solas se encuentran
y hablan de hombres. Hombres
que amaron, educaron, apoyaron,
acompañaron, consolaron, admiraron,
padecieron, mantuvieron, esperaron,
abandonaron. Seguras afirman
que chicos o grandes igual
lloran. Recuerdan escenas marcadas
sin ensayo, besos blanco y negro,
diálogos reveladores. Dan gracias
a la gran diosa por la multiorgasmia
y el push up. Confunden nombres
y lugares, manejan datos imprecisos
pero rara vez equivocan
un diagnóstico. Las mujeres solas
se encuentran y hablan de hombres
pasados, presentes y futuros. Velan
las armas en cualquier bar antes
de salir a enfrentarlos. Saben que
una guerrera no puede elegir
victorias o derrotas pero sí cuáles
batallas no pelear. Las mujeres solas
no escarmientan y esperan
hombres nuevos para cometer
los errores de siempre, siempre.
Andrea Ocampo
(Avellaneda, Buenos Aires, Argentina, 1968)
Vive en Rosario
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Habrá que cometer nuevos errores, les diría. Y procurar no estar solas una vez que estén acompañadas. Las mujeres solas, a veces, lucen una espléndida alianza de oro.
ResponderEliminarBesos.
Un muy buen punto tocaste Maia, para variar ;)
ResponderEliminarAnexás nuevas aristas a los poemas.
La soledad no es falta de compañía, es algo de adentro.
Hay mucho para decir de este poema...
Un abrazo
Profundas tus letras. Si eres la Andrea que conocí, comprendo el contenido de tu poema.
ResponderEliminarSi así fuera, celebro haber encontrado tus letras que siempre admiré. (LO BUENO BREVE)
Lo releo a menudo.
Un gran saludo,
rober
Me encantó.
ResponderEliminarcurioso poema.
ResponderEliminarabrazo.
:)
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