Fotografía de Eliot Lee Hazel |
VALIENTE CIUDADANO
A María Inmaculada Barrios
Morid con el pensamiento
cada mañana y ya no
temeréis morir.
(Tratado Hagakuse)
Dame, señor,
una muerte que enfurezca.
Una muerte tan ofensiva
como a los que ofendí.
Una muerte que soporte la lluviade Santiago de Compostela,
y de paso,
mate a los que me ofendieron.
Dame, señor,
esa muerte de la intemperie
que sorprende y tranquiliza.
Haz que esté largando mocos y lágrimas,
suplicando piedad
y deseando muerte ajena.
Haz, señor,
que aquel hombre con piel inédita
reconozca en mí al animal de los olivares.
Que su cuerpo pese sobre el mío
y haga dulce
la entrada al fuego.
Te prometo haberlo visto todo.
La misma culpa con la que nací,
el mismo furor.
Haz, señor,
que esté escuchando a Vinicio de Moraes
y a María Betania
y prometiendo que mañana,
lunes,
me inscribiré en un curso para aprender brasileño.
Que venga la muerte
cuando descubras en mí
alguna oculta intención de poder
y cuando sepas,
por tus informantes,
de mis maniobras para pasar a la historia.
Cuando te digan, señor,
que he agotado todos los recursos de la fatiga
sin pedir clemencia,
entonces, señor,
dame duro.
Haz que este golpe que tengo en la frente
por abrir puertas a cabezazos
se ponga
rojo,
latiente,
doloroso.
Supongamos, señor,
que eres el bing-bang.
Que ningún territorio escapa a tu vigilancia.
Que los hots-dogs son tema de tu predilección.
Que tu deseo de mí es parte obscena
de tu personalidad.
Entonces, señor,
examina mi estómago abultado
por
los espaguetis de Portofino
por
las favadas del Guernica
por
los pasteles de coliflor de mi madre
por
los largos tragos de cerveza y ron.
Espía, señor, los rostros de mi espejo en el espejo,
yo, la
pusilánime astuciosa
la del dedo en
el aire
abanicando a la aburrida
concurrencia.
Podrías venir al cine, señor.
Veríamos Brazil,
La vaquilla,
Un día de campo,
El cartero y Gatsby.
Me escucharías
sacudida por la risa
y el temor.
Permíteme, señor,
contemplarme cómo soy:
el rifle
en la mano
la granada
en la boca
destripando a la gente que amo.
Acuéstate conmigo en la madrugada, señor,
cuando mi respiración es un golpe de piedras
en la corriente del río.
Y verás como nada,
ni siquiera la leche de tus cantares,
puede darme una muerte que me enfurezca
(Francia, 1938 - Venezuela, 1991)
Cuánta fuerza en este poema, me sacudió la espalda!!A veces es un huracán al que he sentido como si fuera yo mismo. Y de repente te sorprende con una imagen exquisita que esconde una bomba dentro: "Acuéstate conmigo en la madrugada, señor,
ResponderEliminarcuando mi respiración es un golpe de piedras
en la corriente del río."(o quizás sea el revés, y estos versos estallan, y descubren en su vientre una imagen exquisita..)
Y en realidad sé que no tengo que identificarme con nada, sólo esa sangre fluyendo en sus palabras hacia mi propia sangre, que cabalga...
Gracias, Emma. Besos y buen día!!
..vivir sambando bajo la lluvia de Compostela es lo mejor para morir en paz..
ResponderEliminarDe acuerdo con Rider, la piedra mojada de Compostela como tálamo para sambear, o como tumba...
ResponderEliminar...me quedo con la segunda acepción, menos romántica que la de "camino de estrellas" pero igual de cierta pues compositum tellum, que significa “sepulcro bien cuidado,” sugiere al estado en que se encontraba la tumba del sambero en cuestión
ResponderEliminarAy, hermanito, cómo me haces esto!! Me rompes el ensueño del Campus stellae......En fin, lo que tenemos claro es que para nosotros es Compostela!!!
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