Fotografía de Daria Endresen |
VI
¿Cuánto querrás saber, de mí?
Yo no te lo diré.
El cocodrilo no puede
amar a la gacela
y salir
indemne.
(Las cartas de invierno)
VI
Quanto vorrai sapere,
di me?
Io non te lo dirò.
Il coccodrillo non può
amare la gazzella
e uscirne
indenne.
III
Yo te la di.
Es fácil decirlo y que el resto lo olvide,
después.
Yo me di, en ella.
Abrí las piernas y mi amor pujó.
Mi soledad se acabó ese día.
Fregaba platos, barría pisos,
remendaba la ropa en una casa
donde nada me pertenecía.
No me atrevía a tocar una manzana.
A las Hélène que lavan
las manzanas les están prohibidas,
porque nacieron exiliadas.
Dime cuánto puede durar
esta belleza.
La de haberla tenido y recordarla dormida
en la casa sin viento
donde las dos vivimos, anudadas.
(Las Reinas)
Mariel Manrique
(Buenos Aires, Argentina, 1968)
de Descartes en Holanda, Paradiso Ediciones, 2010
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me estoy desayunando un cocodrilo :)
ResponderEliminargracias!!
Al menos la gacela puede saberse llorada(este cocodrilo me está mortificando en forma de una frase que leí hace un montón de años en el cartel de una película. No recuerdo el nombre del autor de la frase. No recuerdo el título de la película. No recuerdo las palabras clave de la frase. Pero la necesito!!!!)El segundo me parece bellísimo. Ningún acto contestatario en aquellas que nacen exiliadas. Pero pienso que ese nudo no es vano, y no se desanuda.
ResponderEliminarhay una poesía...incandescente, perfilada con punta de plata. son como las aleaciones de nuestra alma, transformadas en una bala recorriendo, atravesando, el más doloroso amor, lo más sublime y lo más real de nuestra vida...al leerla todo se vuelve hermosamente simultáneo en el corazón...el amor, las flores, el mar, el deseo, la caída, la nieve, el dolor...
ResponderEliminarhay una escritura que sacude el corazón como una explosión...que como un hacha rompe el mar de hielo que yace en nuestro interior, como necesitaba Kafka,
creo que a estas alturas, sólo me fío de las poetas que bucean y dicen sin pudor, las que de su corazón no se separan, las que han admitido el dolor de la existencia con valentía...las que no aceptan una cultura represora, una negación del deseo, las que no les da la gana caer en los dogmas en que la razón está por encima del sentimiento. esa escisión tan cruel...
las Hélène, nosotras mismas... y las Hélène que tanto hemos amado...
A nós todas, mulheres, escritoras ou não. Bravo!
ResponderEliminarManrique arde. Yo no debiera decir nada, no soy digno de lustrarle los zapatos.
ResponderEliminarPrecioso el segundo poema. El cocodrilo del primero seguro que no sale indemne... si se le escapa la gacela llorará, si la consume también la llorará. Difícil relación para ambos.
ResponderEliminarbesos
Por cierto, Emma, siempre me olvido de comentar las fotos. Esta me parece magnífica. Cargada de simbolismos...
ResponderEliminarGracias Tuky por desayunar juntas! es necesario sentirse acompañada. Beso.
ResponderEliminarVera, Say, Ana...al igual que El Joven llamado Cuervo...no me siento en condiciones de agregar NADA a los poemas de Mariel M., no podría ser objetiva. En realidad no me importa ser objetiva, pero es que todos saben de mi admiración y cariño personal. Igual...yo te lustro los zapatos Mariel!!! =)
ResponderEliminarViste Aka? Qué bueno que te haya gustado...
Ah Vera! con respecto a la foto de Daria Endresen te cuento que todas las de ella son así. Un flash.
ResponderEliminarAy, Ay, ese cocodrilo me MATA, y las manzanas prohibidas también...
ResponderEliminarComo dice Say, las Hélène que tanto hemos amado...
me deja sin palabras, nunca me cansaré de leer a MARIEL, PUEDES REPETIRLA TODAS LAS VECES QUE QUIERAS, muchas gracias por el detalle de editarlas para mi, eres un encanto, un beso grande Emma.
De nada Lai, para mí también es un enorme gusto. ABRAZO
ResponderEliminarAbrí las piernas y mi amor pujó.
ResponderEliminarMi soledad se acabó ese día.
¡Cuánta fuerza tienen esos dos versos!
Muy buenos poemas, los dos.
Besoss
Poco puedo añadir, solo que me encanta.
ResponderEliminarUn beso