1 de julio de 2025

Ohuanta Salazar, 3 poemas 3


Fotografía de Cig Harvey

MIS ABUELAS

Una de mis abuelas tiene
fotos de Evita y de La Difunta Correa,
me gusta mirarlas.
Ella le cuelga flores o medallitas
y dice que eran santas.
Mi otra abuela, no
porque no le gusta Evita
y dice que de santa no tenía nada
pero que yo soy muy chiquita
para escuchar por qué.
Ella tiene cuadros hermosos
de los que no cuelga nada
y ojos azules,
anda peinada y pintada
porque es maestra.
Mi otra abuela, ojos marrones,
usa ruleros y un pañuelo
por la mugre de la casa
y me hace mate cocido.
La otra, leche con chocolate.
Mis dos abuelas son igualitas
cuando se tapan con crema la cara
antes de dormir
y en la mesa, calladas siempre
que el abuelo habla.


s/d del autor de la fotografía

ALOJITA CANTADA

La Aloja es una bebida dulce y fresca hecha con las vainas de algarrobo
Bebíamos la versión sin alcohol cuando éramos chicos.

En ese algarrobo sabía haber un pajarito
dele cantar y cantar, decía abuela.
Las vainas en el agua y ella
revolvía contándole cosas
que no escuchaban el abuelo ni la suegra
después endulzaba y así alojaba,
su aloja riquísima,
frescura en las siestas.
La mejor ¿qué nó? preguntaba,
es la música de las semillas,
aloja cantada, decía.

Ahora abuela en cama, olvida
los días, los nombres
pero recuerda hacer su aloja.
Los hijos le traen vainas y abuela
ojitos nublados mira sin ver,
las acerca y escucha,
estas semillas no están entonadas, se enoja
y grita palabras que nunca dijo antes.
Nadie le avisa, de la pacha vendida
ni del cerco ni del dueño del algarrobo.

Los nietos, ladrones en la siesta
le traemos las semillas.
Abuela las escucha y sonríe.
Entonces mueve los brazos, imagina
y revuelve una olla invisible
le canta, le cuenta en voz baja y endulza
su alojita cantada.


s/d del autor de la fotografía

MARIPOSAS DE CORAZONES

Mi mamá casi siempre está triste.
Tiene una forma triste
de hacer el desayuno,
cortar la cascara de mi pan,
atar mis cordones y escuchar a papá.
A veces, también, cara enojada.
Cuando deja sus apuntes para atenderme
o deja de hacer alguna cosa,
yo siempre la interrumpo, parece
si tengo hambre o si me caigo
¡mirá lo qué te hiciste! curando mis raspones,
y mi papá desde lejos, que no es nada
siguiendo con lo suyo.
Mi mamá, sana sana con sus manos
dibuja en mi rodilla mariposas
uniendo dos corazones por las puntas.

Mamá tiene cara contenta
cuando vienen sus amigos.
Mamá les dice “compañeros”,
ellos también le dicen “compañera”.
Mi papá y los compañeros hablan
y hablan en la mesa.
Uno de ellos me dice “mi princesa”,
yo le digo tío Daniel.
Es el único que me mira con cara alegre
como si yo no interrumpiera nada.
Mi tío Daniel se levanta y ayuda a mamá.
Ella tiene una forma contenta
de hablar con él en la cocina,
lo escucha y ríe
y le pone la mano en el pecho.
Después se callan y se miran.
Él se sienta al lado de ella
y con los dedos en la espalda
le dibuja mariposas de corazones.



Ohuanta Salazar 
(San Miguel de Tucumán, Argentina, 1975) 
Creció en San Salvador de Jujuy
Reside en Pilar, Buenos Aires
POETA/TÉCNICA QUÍMICA/BIOINGENIERA
Lectura recomendada por Claudia Masin
para leer una entrevista en ESPÍAS RUSOS
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