Cuando murió mi padre
quise que una tormenta
desgajara el horizonte,
que el viento y las rocas
cercaran las casas,
abrieran sus ventanas
doblaran sus puertas
que las cenizas
ahogaran mis recuerdos
y que el mundo fuera
una única tristeza.
Pero nada de eso ocurrió:
mi padre murió un día de primavera
y en los campos
los caballos y las vacas
permanecieron como siempre
inclinados
sobre la hierba.
Con mis manos dormidas, Elemento Disruptivo, 2024 |
Juan Pablo Abraham
(Noetinger, Córdoba, Argentina, 1980)
Reside en Villa María desde 1999
POETA/EDITOR EN EDUVIM/TRADUCTOR
PROFESOR DE LETRAS MODERNAS
de Con mis manos dormidas, Elemento Disruptivo, 2024
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Qué belleza de poema...
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