Fotografía de Amiko Li |
CUANDO CRECÍA
Yo sé ahora que una vez deseaba ser blanca.
¿Cómo? preguntas tú.
Déjame contarte las maneras.
cuando crecía, la gente me decía
que era oscura, y yo creía en mi misma oscuridad
en el espejo, en mi alma, en mi propia visión estrecha
cuando crecía, mis hermanas
de piel blanca eran exaltadas por su belleza, y en la oscuridad
me caía más, abrumada entre paredes altas
cuando crecía, leía revistas
y veía películas, estrellas rubias del cine, piel blanca,
labios apasionados y para ser elevada, para ser una mujer,
una mujer deseada, empecé a usar piel blanca imaginaria.
cuando crecía, estaba orgullosa
de mi inglés, mi gramática, mi deletreo
de pertenecer, caber en el grupo de niñas inteligentes
inteligentes niñas chinas, de pertenecer, de ser parte, de estar en fila
cuando crecía y fui a la secundaria descubrí a las muchachas blancas ricas,
unas pocas muchachas amarillas,
con sus vestidos de algodón importados,
con sus suéteres de casimir,
con su cabello rizado y pensé que yo también debería tener
lo que estas muchachas afortunadas tenían
cuando crecía, hambreaba
la comida americana, estilos americanos, clave:
estilo blanco y hasta para mí, una niña nacida
de padres chinos, ser china
era sentirme extranjera, era limitante,
era no-norteamericana
cuando crecía y un hombre blanco quería
salir conmigo, yo pensaba que yo era especial,
una gardenia exótica, ansiosa de pertenecer
al estereotipo de una chica oriental
cuando crecía, me sentía avergonzada
de ciertos hombres amarillos, sus huesos finos,
sus cuerpos frágiles, su escupir por la calle, su tos,
acostados en cuartos sin sol,
inyectándose los brazos.
cuando crecía, la gente preguntaba
si era filipina, polinesia, portuguesa
nombraban todos los colores menos el blanco, la cáscara
de mi alma, pero no de mi tosca piel oscura
cuando crecía me sentía sucia.
Creía que dios
hizo a la gente blanca limpia
y no importaba cuanto me bañara no podía cambiar,
no podía mudar mi piel en el agua gris
cuando crecía juré
que me iba a escapar a las montañas púrpuras,
casas al lado del mar sin nada sobre mi cabeza,
con espacio para respirar,
no congestionada por la gente amarilla del área
llamada el Pueblochino, en un área
que después aprendí era un barrio pobre,
uno de muchos corazones
de la asía-américa
Yo sé ahora que alguna vez deseé ser blanca.
¿Cuántas maneras más?, preguntas tú.
¿Qué no te he dicho suficiente?
WHEN I WAS GROWING UP
I know now that once I longed to be white.
How? you ask.
Let me tell you the ways.
when I was growing up, people told me
I was dark and I believed my own darkness
in the mirror, in my soul, my own narrow vision.
when I was growing up, my sisters
with fair skin got praised
for their beauty and I fell
further, crushed between high walls.
when I was growing up, I read magazines
and saw movies, blonde movie stars, white skin,
sensuous lips and to be elevated, to become
a woman, a desirable woman, I began to wear
imaginary pale skin.
when I was growing up, I was proud
of my English, my grammar, my spelling,
fitting into the group of smart children,
smart Chinese children, fitting in,
belonging, getting in line.
when I was growing up and went to high school,
I discovered the rich white girls, a few yellow girls,
their imported cotton dresses, their cashmere sweaters,
their curly hair and I thought that I too should have
what these lucky girls had.
when I was growing up, I hungered
for American food, American styles
coded: white and even to me, a child
born of Chinese parents, being Chinese
was feeling foreign, was limiting,
was unAmerican.
when I was growing up and a white man wanted
to take me out, I thought I was special,
an exotic gardenia, anxious to fit
the stereotype of an oriental chick
when I was growing up, I felt ashamed
of some yellow men, their small bones,
their frail bodies, their spitting
on the streets, their coughing,
their lying in sunless rooms
shooting themselves in the arms.
when I was growing up, people would ask
If I were Filipino, Polynesian, Portuguese.
They named all colors except white, the shell
of my soul but not my rough dark skin.
when I was growing up, I felt
dirty. I thought that god
made white people clean
and no matter how much I bathed,
I could not change, I could not shed
my skin in the gray water.
when I was growing up, I swore
I would run away to purple mountains,
houses by the sea with nothing over
my head, with space to breathe,
uncongested with yellow people in an area
called Chinatown, in an area I later
learned was a ghetto, one of many hearts
of Asian America.
I know now that once I longed to be white.
How many more ways? you ask.
Haven't I told you enough?
1981
Nellie Wong
(Oakland, California, EE.UU., 1934)
POETA/ACTIVISTA FEMINISTA Y SOCIAL
de The Death of a Long Steam Lady, West End Press, 1986
en Esta puente, mi espalda, Voces de mujeres tercermundistas
en los Estados Unidos, ism press, San Francisco, 1988
Editado por Cherríe Moraga y Ana Castillo
Traducido por Ana Castillo y Norma Alarcón
contacto nelliewongpoet2@yahoo.com
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