26 de febrero de 2019

Golgona Anghel, 3 poemas 3


Fotografía de Aino Kannisto


No me interesa lo que
dicen los disidentes de la dictadura.
Pero confieso que me gustaban los chocolates Toblerone
que mi tía me traía en Navidad.

No creo en los presos políticos,
ni me impresionan los niños descalzos
que les muestran los dientes a las máquinas Minolta
de los turistas italianos.

No voy a pedir asilo.
Desconozco los avances
o retrocesos económicos de mi país.
Ya he hablado de Drácula lo bastante.
Ya he recogido fresas en Andalucía.
Ya he sido gitana, ya he sido puta.
No necesitan volver a preguntármelo.

Lo que me preocupa —y, eso, sí puede ser relevante
para el fin de la historia— es saber
cuándo fue que me transformé,
yo que era una loba solitaria,
en este caniche de apartamento que les habla ahora.



Não me interessa o que
dizem os dissidentes da ditadura.
Mas confesso que gostava dos chocolates Toblerone
que a minha tia me trazia no Natal.

Não acredito nos detidos políticos,
nem me impressionam os miúdos descalços
que mostram os dentes para as máquinas Minolta
dos turistas italianos.

Não vou pedir asilo.
Desconheço os avanços
ou retrocessos económicos do meu país.
Já falei de Drácula que chegue.
Já apanhei morangos na Andaluzia.
Já fui cigana, já fui puta.
Escusam de mo perguntar outra vez.

O que me preocupa – e isso, sim, pode ser relevante
para o fim da história – é saber
quando é que me transformei,
eu que era uma loba solitária,
neste caniche de apartamento que vos fala agora?




Fotografía de Aino Kannisto



Poeta en la Plaza de la Alegría:
No soy infeliz. No, no me quiero matar.
Tengo hasta cierta simpatía por esta vida
pasada en los coches de línea
de un lado al otro.
Me gustan mis vacaciones
frente al televisor.
Adoro a esas mujeres de aire banal
que entran en directo en el canal.
Me gustan esos hombres con bigotes y pulseras gruesas.
Creo en los milagros de Fátima
y en el bacalao con broa. 2
Me gusta toda aquella gente.
Quiero ser uno de ellos.

No, no guardo ningún sentido escondido.
Estas palabras, por cierto, pueden ser encontradas
en todos los números de la revista Caras.
El orden a veces cambia.
No quiero que me hagan ningún análisis del poema.
No, no escriban tesis, por favor.
Esto es apenas un croché
olvidado encima de la nevera.

Gracias por haber venido hasta aquí a besarme el anillo.

Gracias por haber buscado la eternidad de la raza.
Pero la poesía, mes chers, no salva, no brilla, sólo caza.

2 Broa: Pan de maíz crocante. (N. del T.)


Poeta na Praça da Alegria:
Não sou infeliz. Não, não me quero matar.
Tenho até uma certa simpatia por esta vida
passada nos autocarros,
para cima e para baixo.
Gosto das minhas férias
em frente da televisão.
Adoro essas mulheres com ar banal
que entram em directo no canal.
Gosto desses homens com bigodes e pulseiras grossas.
Acredito nos milagres de Fátima
e no bacalhau com broa.
Gosto dessa gente toda.
Quero ser um deles.

Não, não guardo nenhum sentido escondido.
Estas palavras, aliás, podem ser encontradas
em todos os números da revista Caras.
A ordem às vezes muda.
Não quero que me façam nenhuma análise do poema.
Não, não escrevam teses, por favor.
Isto é apenas um croché
esquecido em cima do refrigerador.

Obrigado por terem vindo cá para me beijarem o anel.

Obrigado por procurarem a eternidade da raça.
Mas a poesia, mes chers, não salva, não brilha, só caça.





Fotografía de Aino Kannisto



Vine porque me pagaban,
y yo quería comprar el futuro en cuotas.

Vine porque me hablaron de recoger cerezas
o de armas de destrucción masiva.
Pero sólo encontré cucos y cotilleos de feria,
ametralladoras de plástico, conejitos de Pascua y pulseras
de lata.

A bordo, alguien habló de justicia
(no, no era Marx).
A bordo, hablaban también de libertad.
Cuanto más moríamos,
más libertad teníamos para matar.
Mataba porque estabas cerca,
porque los otros se habían quedado en la esquina del súper
hablando, debatiendo el asunto.

Con estas manos levanté el polvo
con que ahora cubro nuestros cuerpos.

Con estas piernas subí diez pisos
para así poder mirarte de frente.

¿Alguien se atreve aún a hablar de posteridad?
Yo sólo pienso en cómo regresar a casa;
y qué bonita me queda la esperanza
mientras presento en directo
la autopsia de mi gloria.


Vim porque me pagavam,
e eu queria comprar o futuro a prestações.

Vim porque me falaram de apanhar cerejas
ou de armas de destruição em massa.
Mas só encontrei cucos e mexericos de feira,
metralhadoras de plástico, coelhinhos de Páscoa e pulseiras
de lata.

A bordo, alguém falou de justiça
(não, não era o Marx).
A bordo, falavam também de liberdade.
Quanto mais morríamos,
mais liberdade tínhamos para matar.
Matava porque estavas perto,
porque os outros ficaram na esquina do supermercado
a falar, a debater o assunto.

Com estas mãos levantei a poeira
com que agora cubro os nossos corpos.

Com estas pernas subi dez andares
para assim te poder olhar de frente.

Alguém se atreve ainda a falar de posteridade?
Eu só penso em como regressar a casa;
e que bonito me fica a esperança
enquanto apresento em directo
a autópsia da minha glória.




-VINE PORQUE ME PAGABAN | GOLGONA ANGHEL-




Golgona Anghel
(Alexandria, Rumania, 1979)
Reside en Portugal
POETA/PROFESORA/INVESTIGADORA/TRADUCTORA
de Vine porque me pagaban, Colección Poesía #38,
edición bilingüe / traducción de Aníbal Cristobo

1 comentario:

  1. el primero tiene un aire a drummond,
    será la métrica del portugués que lo empuja?
    o ese... factalismo(¿?)...

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