10 de agosto de 2014

Gema Santamaría, 4 poemas 4


s/d del autor de la fotografía



A LOS QUE DEJAN SU ALMA EN LOS AEROPUERTOS

Será que tu amor es tan profundo
que pueda guardarlo
por los siglos de los siglos
amén de los días
que transcurrirán antes de vernos.

será que el nudo que siento
cerrándome la voz
del lado del abismo
es tu corazón que se ha metido
cual murciélago en el
naranjo de mi pecho.

será que esa puerta
rechinará nuestros nombres
y sobrevivirá nuestra ausencia,
que el olor de mi sexo se clavó
en sus entrañas de madera
y despertará el deseo
de otros noctámbulos amantes.

será que tus ojos de destierro
volverán cada noche
a comerse los sueños
de la espiral-serpiente de mi rutina.

será que me gustan los amores desgarrados,
las entregas de aeropuerto.
será que yo también me enamoré.
qué pequeñita soy,
dirás,
qué ingenua.




Fotografía de Olaf Martens


CHALECO SALVAVIDAS DEBAJO DE SU ASIENTO

A mí no hay nada que me salve de este llanto y este vértigo. De esta voluntad de comerme las horas para sacarte esa rabia cocida con hilos negros. Ya ves, mi mala costumbre de abrir corazones con la lengua enredada, con las manos hambrientas. Mi afán de no hablar, de solo intuir, de pensar que basta un silencio cortando los labios para ser transparentes. una advertencia bastante anunciada: ese diablo en tu pecho no es apto para turistas. No es un lugar que se deja, que se bebe en la esquina, que se olvide en la playa, en el cuarto de hotel o en las sábanas limpias. Porque uno corre el riesgo de anclarse, de marcharse sin ojos y ser uno más de los que dicen amar encerrados en casas. A mí no hay nada que me salve. Me sé muy bien esta historia de náufragos. No necesito instrucciones ni salvavidas.






Obra de Adriana Varejao


NAUFRAGIO

Luminosa tarde
abre la voz del canario,
desliza el vientre líquido de los veranos
debajo de la piel de esta décima nave.

Abre tus ojos de dragón apacible
dilata con tus alas de pez
este sueño de labios cerrados.

Habita el árbol redondo
sostenido en raíces
que calientan la sangre del tiempo.

Abrasa la carne rosada
de esta semilla estelar.

Revienta en un relámpago azul
su gravidez obsoleta.

Que seamos todos
mariposas de agua.



Fotografía de Noah Kalina


LANDING

Se hace necesario volver. Volver de vez en cuando sobre una misma. Escuchar la saliva untándose en los labios, el tronar de su paso en los dientes, su desliz delicado bajo la lengua hasta que atraviesa la garganta y rompe el desierto.

Es necesario callar. Salir de este cuerpo de títere, romper sus amarras y lanzarse al naufragio. Hundirse en la profunda claridad que se teje al final de nuestra cueva interna y observar.
Ser testigo del propio abismo.

Nicaragüense

Se hace necesario volver. Para revivir la tristeza y escuchar su paso aletargado detrás de las puertas de los cuartos apagados. Abrir el oído hasta que la angustia del trueno se deshaga y deje pasar los sonidos enanos de la calma.

Es necesario mirar. Ver cómo transcurren las sombras bajo el capricho de la luz para entender que no hay voluntad que no dependa de la luz de otra. Ver la sangre herida, envejeciendo en cicatrices anecdóticas, doblando al propio cuerpo, hasta quedar vencida por el tiempo.

Pero sobre todas las cosas, es necesario volver a ti, para que no se mueran las ansias, para no perder la poesía escurridiza en la engañosa rutina del día, en esta vida ordinaria, en esta calculada trampa.





Gema Santamaría 
(Managua, Nicaragua, 1979)
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