3 de julio de 2013

Vanessa Droz, Escritor y oficio


Fotografía de  Pawel Fabjanski

ESCRITOR Y OFICIO

De día vivo y de noche leo.
De día vivo, de noche muero.
De día escribo, de noche escribo
otra cosa, la que leo y releo,
la que de verdad veo en el corazón
que, entre sístole y diástole,
me acusa y me dice:
"De día eres nadie.
Paseas por la calle y tu cuerpo es humo,
tu mano humo, tu boca humo.
Te desgranas en papeles y facturas
y sólo la fractura de tu mano,
convulsa entre dos escrituras,
y el esqueleto, lumbre o augurio de tus pasos,
atina decirte que puedes ser otra cosa,
volver a ser otra cosa,
seguir siendo otra cosa."
De noche tampoco.
De noche la cultivas, le echas agua,
la alimentas pero no haces nada.
La miras, la redondeas, la vigilas,
la acaricias, le temes y le dices:
"Niña, de día estás tan sola.
Eres nadie, en verdad, de día.
Podrías coger la pluma y volar y la entierras
como si fuera todo un pájaro ella sola."



Vanessa Droz 
(Vega Baja, Puerto Rico, 1952)
de Vicios de ángeles y otras pasiones privadas, Puerto Rico, 1996
Primer Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña
*un estudio sobre su OBRA
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3 comentarios:

  1. Quizás por eso escribimos. Y no porque la palabra sea una certeza, nada más lejos...sino por esa evidencia del trazo sobre el papel..Beso.

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  2. No soy nadie de día ni de noche. Yo fui un día una mujer que quiso ser escritora hasta que el sueño se esfumó y me quedó la vida desnuda con todas sus obligaciones, con lo bueno y con lo malo. A veces es suficiente, otras no. A veces escribo algunas líneas breves pero el cansancio me gana. Leo y me convenzo de que todo se repite, incluso en la literatura y que no tengo nada nuevo por decir. Entonces pierdo el estímulo y todas mis palabras se pierden. Es un poco como haber perdido el embarazo de todos los libros que no parí. Duele, pero se puede vivir. Y, como siempre, el tiempo dirá. De todas maneras, escritores o no, no somos nada ni de día ni de noche, más que para los que amamos y nos aman.
    Besos.

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  3. No dejen de escribir, aunque no se llegue a un libro, a un premio... siempre hay alguien que lee

    Vera, Maia, las quiero

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