Fotografía de Anka Zhuravleva |
" Ante todo, el amor es una experiencia compartida por dos personas, pero esto no quiere decir que la experiencia sea la misma para las dos personas interesadas. Hay el amante y el amado, pero estos dos proceden de regiones distintas. Muchas veces la persona amada es sólo un estímulo para todo el amor dormido que se ha ido acumulando desde hace tiempo en el corazón del amante. Y de un modo u otro todo amante lo sabe. Siente en su alma que su amor es algo solitario. Conoce una nueva y extraña soledad, y este conocimiento le hace sufrir. Así que el amante apenas puede hacer una cosa: cobijar su amor en su corazón lo mejor posible; debe crearse un mundo interior completamente nuevo, un mundo intenso y extraño, completo en sí mismo. Y hay que añadir que este amante no tiene que ser necesariamente un joven que esté ahorrando para comprar un anillo de boda: este amante puede ser hombre, mujer, niño; en efecto, cualquier criatura humana sobre esta tierra. Pues bien, el amado también puede pertenecer a cualquier categoría. La persona más estrafalaria puede ser un estímulo para el amor. Un hombre puede ser un bisabuelo chocho y seguir amando a una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw dos décadas atrás. Un predicador puede amar a una mujer de la vida. El amado puede ser traicionero, astuto o tener malas costumbres. Sí, y el amante puede verlo tan claramente como los demás, pero sin que ello afecte en absoluto la evolución de su amor. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor turbulento, extravagante y hermoso como los lirios venenosos de la ciénaga. Un buen hombre puede ser el estímulo para un amor violento y degradado, y un loco tartamudo puede despertar en el alma de alguien un cariño tierno y sencillo. Por lo tanto, el valor y la calidad del amor están determinados únicamente por el propio amante. Por este motivo, la mayoría de nosotros preferimos amar que ser amados. Casi todo el mundo quiere ser el amante. Y la verdad a secas es que de un modo profundamente secreto, la condición de ser amado es, para muchos, intolerable. El amado teme y odia al amante, y con toda la razón. Pues el amante está tratando continuamente de desnudar al amado. El amante implora cualquier posible relación con el amado, incluso si esta experiencia sólo puede causarle dolor.
(...)
La bebida de la señorita Amelia tiene una cualidad especial. Se nota limpia y fuerte en la lengua, pero una vez dentro de uno irradia un calor agradable durante mucho tiempo. Y eso no es todo. Como es sabido, si se escribe un mensaje con jugo de limón en una hoja de papel, no quedan señas de él. Pero si se pone el papel un momento delante del fuego, las letras se vuelven marrones y se puede leer lo que contiene. Imaginen que el whisky es el fuego y que el mensaje es lo más recóndito del alma de un hombre: sólo así se comprende lo que vale la bebida de la señorita Amelia. Cosas que han pasado inadvertidas, pensamientos ocultos en la profunda oscuridad de la mente, de pronto son reconocidos y comprendidos. Un obrero textil que no piensa más que en telar, en la fresquera, en la cama y vuelta al telar; este obrero bebe unas copas el domingo y se tropieza con un lirio de la ciénaga. Y toma esta flor y la pone en la palma de su mano, examina el delicado cáliz de oro y de pronto le invade una dulzura tan intensa como un dolor. Y ese obrero levanta de pronto la mirada y ve por primera vez el frío y misterioso resplandor del cielo de una noche de enero, y un profundo terror ante su propia pequeñez le oprime el corazón. Cosas como éstas son las que ocurren cuando uno ha tomado la bebida de la señorita Amelia. Uno podrá sufrir o podrá consumirse de alegría, pero la experiencia le habrá mostrado la verdad; habrá calentado su alma y habrá visto el mensaje que se ocultaba en ella.
(...)
La verdadera historia de amor es la que tiene lugar en el corazón de los amantes, y ésta nadie sino ellos pueden llegar a conocerla. El amor en todo caso es una experiencia en la que siempre conviven lo cómico y lo sublime. "
(1951)
Carson McCullers -Lula Carson Smith-
(Columbus, EE.UU., 1917-1967)
de La balada del café triste, Seix Barral, 2011
para leer MÁS
Qué buenos textos de poesía o prosa poética...Emma.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo
Ana
Qué belleza, y cuanta verdad. Yo me quiero amante, me reconozco amante. Y para mí el objeto de amor siempre es inesperado e impensado. Pienso que el amado tambien puede ser amante, aunque como se dice en el texto la experiencia de amor es distinta para cada persona. Como si hubiera dos amores. El párrafo de la bebida de la señorita Amelia es delicioso. Bebidas esperituosas...
ResponderEliminarBicos
Dejo a Sísifo al pie de la montaña. Se vuelve a encontrar siempre con su carga. Pero
ResponderEliminarSísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. Él también
juzga que todo está bien. Este universo, desde ahora sin amo, no le parece estéril ni fútil.
Cada uno de los granos de esta piedra, cada destello mineral de esta montaña llena de
oscuridad, forman por sí solo un mundo. El peso mismo de la roca hacia la cumbre
basta para llenar el corazón de un hombre." Estaba buscando la una frase de albert camus que pensaba decía "el amor y el absurdo son hijos de la misma tierra" mas erré y en vez de "amor" dice "dicha". Es una suerte ser amante pero también tiene la vertiente sangrante porque poca gente sabe ser "amada" dejar que se desnude y confiar en el amante.
Estas ausencias debidas a la falta de atención y pocos visionados de los films de Charles Chaplin.
Coincidencia, feliz, hace un rato estuve por aquí y me encanto! pensé en todas las afinidades. Tremendo texto el de Mc Cullers. Gracias!
ResponderEliminar"El amado puede ser traicionero, astuto o tener malas costumbres. Sí, y el amante puede verlo tan claramente como los demás, pero sin que ello afecte en absoluto la evolución de su amor"
ResponderEliminarMuchas cosas ciertas dice el autor y de ellas quizás la que mas me ha llamdo la atención es la que señalo arriba.
Es cierto que el amante que realmente ama, ama por encima de todo y el amor no es ciego, sabe perfectamente a quien y como es a quien ama, pero .....
Un beso Emma
En mi mente, el amor tiene forma de Cinta de Moebius. Creo que en una relación uno a veces es el amado y otra el amante y vuelta a empezar hasta el final (muerte o ruptura).
ResponderEliminarUn texto exquisito.
Es un excelente libro, en una época le dediqué un tiempo, besos
ResponderEliminarMe deja alucinada... tan fácil era! No sé qué papel me corresponde, ni sé si es cierto, ni sé si de ser cierto siquiera tengo papel... pero sé que al leerlo me ha consolado, no me ha dolido tanto saberme extraña, distante a veces, fría otras y sin embargo con ganas de dar cariño...
ResponderEliminarAchuchones, Emma!
UF.
ResponderEliminarlo de Amelia no lo leí.
Me abrumó lo otro.
Nada que agregar. Clarísimo. La intensidad.. La pasión del amante es lo que nos desborda
ResponderEliminarotra de mis predilectas en tu inmenso y selecto catalogo de autoras...
ResponderEliminarCarson, es una de mis escritoras preferidas. Qué lindo que la posteaste Miriam! abrazo.
ResponderEliminarHay desde el feminismo, cuando es real y no simulado, una impronta como de amar sin prejuicios. Sin juicios morales y sin etiquetas, sobre todo. Que claridad. Este texto nos da la clave para terminar con la violencia, aceptar que el amor es parte necesaria de la humanidad, no es de extrañar que esa clave venga de una mujer. Que placer leer a esta autora.
ResponderEliminar