Fotografía de Anka Zhuravleva |
EN EL REFUGIO ANIMAL
Cuando ves a una mujer hermosa, sabes que alguien está ya cansado de ella. Eso dicen los hombres. Y yo sé a qué se dedican esas mujeres con esa belleza cansada que alguien ya no desea. Esas mujeres obligadas a vivir como el pino blanco en la alta sierra, allí desde antes del nacimiento de Cristo, nutrido quién sabe cómo por el viento alpino.
Esas mujeres recurren a los animales y se dedican a alisar, día tras día, el pelaje de alguno dentro de una jaula y preguntándole: “¿Cómo está hoy el bebé de mamá? ¿Está el bebé de mamá solo y triste?”
Las mujeres se marchan al final de la jornada y se paran un momento con el encargado para preguntarle: “¿Irán a buenas casas?” Y regresan aproximadamente al día siguiente, y se paran a examinar a un gato tuerto, y preguntan, como si tuvieran intención de adoptarlo: “¿Cómo podría presentarle un nuevo gato a mi perro?”
Pero rara vez se produce una adopción. Lo único que cuenta es que las mujeres tienen a alguien a quien abandonar, dejando atrás a solitarias criaturas que nunca las abandonarían a ellas si les entregaran alguna vez su corazón.
EL CORDERO HUÉRFANO
Desolló el cordero que había muerto en invierno, se limpió la sangre en los pantalones para poder seguir sujetándolo, dando vuelta primero por las pezuñas y rajando después cada pierna, para ir separando la piel del músculo y hueso.
Ató la piel con un cordel al cuerpo del cordero huérfano para que la oveja madre afligida reconociera el olor y dejara mamar al huérfano.
O eso dijo.
Eso era seducción. Esta fue la historia que me contó. De todas las historias de granjero que podría haberme contado, eligió una donde la brutalidad salva una vida. Quería que sintiera, cuando encajara su cuerpo sobre el mío, que así era como yo iba a seguir: así sería como me reconocerían.
B O N U S T R A C K
EL CORDERO HUÉRFANO
Desolló el cordero que había muerto en invierno, se limpió la sangre en los pantalones para poder seguir sujetándolo, dando vuelta primero por las pezuñas y rajando después cada pierna, para ir separando la piel del músculo y hueso.
Ató la piel con un cordel al cuerpo del cordero huérfano para que la oveja madre afligida reconociera el olor y dejara mamar al huérfano.
O eso dijo.
Eso era seducción. Esta fue la historia que me contó. De todas las historias de granjero que podría haberme contado, eligió una donde la brutalidad salva una vida. Quería que sintiera, cuando encajara su cuerpo sobre el mío, que así era como yo iba a seguir: así sería como me reconocerían.
Amy Hempel
(Chicago, EE.UU., 1951)
(Chicago, EE.UU., 1951)
de Cuentos completos, Barcelona, Seix Barral, 2009
Traducción de Silvia Barbero
Sois vos demasiado hermosa. Acariciáis la maldita perfección con delicadeza. Os sigo. No se puede escapar de los sueños. Felicidades por la nonimée, Emma. Mi mano ha escrito esto.
ResponderEliminarMirá vos....siempre creí que era al revés. Así me gustan los textos: que me rompan los esquemas.
ResponderEliminarBien, bien de bien.
Antonio, gracias. Soy una experta ladrona de textos. Soy espía. Un abrazo.
ResponderEliminarMaia! Sabía que éste te iba a enganchar (I know you baby!!!)
Te quiero
Y a mí me encanta que me conozcas. Yo también te quiero mucho, Emma. Te presiento y me gusta lo que veo.
ResponderEliminar...tienen a alguien a quien abandonar... aunque este alguien no las abandonará, transformado en la "quemadura" de Kristeva.
ResponderEliminarMis FELICITACIONES por el éxito de Emma Gunst! Me encantó conocer la historia de tus abuelas, sembrando sus semillas en tierra tan fértil!! beso grande
Está tan claro que a veces uno no entiende ciertos acontecimientos cuando suceden Mónica, como me pasó a esa edad (10 años tenía!) Tal vez este blog termine en unos días, no lo sé. Pero queda una buena base para seguir.
ResponderEliminarHay un blog que te recomiendo plenamente:
www.conestebocaenestemundo.blogspot.com
tal vez lo conozcas, es un lujo. Muchas veces recurrí a él. Tuve que alejarme un poco para no querer copiarles todo!
Me encantó el extracto, buena elección! Resume en pocas líneas la complejidad de sentimientos escondidos, acciones y deseos no llevados a cabo... en fin esa incomprensión de nosotros mismos que parece más sencilla desde fuera que desde dentro.
ResponderEliminarfelicidades por el reconocimiento del blog.
un abrazo.
Me ha fascinado Emma! la verdad que me ha tocado hondo este poema... por todo lo que dice, porque habla de animales porque asi le digo yo a mi conejita cuando la saco de la jaula! hayy no se mujer es como que este poema me lee la mente...
ResponderEliminarUn gran abrazo!
Mierda! Creo que esas mujeres son mis hermanas! Pero de a de veras eh, mujer alta!
ResponderEliminarestuve chusmeando un poco el blog que me recomendaste. Sí, me gustaron los contenidos, y también desde la estética, el color de fondo, la tipografía... está lindo a la vista.
ResponderEliminarOh qué increíble metáfora!! Mujeres que se transforman en árboles, encapaces de alejarse del lugar en el que un día echaron raíces. Aunque este sea agreste, y esté cubierto de nieve, y ya no crezcan ni las malas hierbas. Si al menos se trataran de árboles de hoja caduca, con la llegada del otoño se les caerían las hojas, volando hacia el lugar donde las lleve el viento, para en primavera ser mujer de vestido nuevo, y quizás así un día capaz de desandar sus raíces y elegir la mascota que más la quiera...
ResponderEliminarBesos
Emma querida...¡felicitaciones! por el reconocimiento a tu blog...¡Bien merecido! y que sigan los éxitos. Sobre el texto de Amy Hempel, qué extraña representación de la realidad y sin embargo encierra una verdad...aceptar que nada es para toda la vida, del desprendimiento nace la paz...a veces me siento como un gato, aunque me he vuelto un experto en manejar la soledad...
ResponderEliminarHola emma,te había dejado un mensaje .se perdió en el camino.
ResponderEliminarTe dejo otro con un beso
Las mujeres hermosas siempre terminan solas y abrazando la paz perturbadora, dejan la ciudad, tal vez odien los espejos, pintan mandalas, aman las mermeladas caceras, coleccionan libros y jarrones de barro, los recuerdos las enternecen, la soledad abraza la belleza.
ResponderEliminarLas mujeres hermosas acarician a los perros por esa razón no me canso de mis cuatro patas y mis largas orejas, aunque mas de una vez fui un gato tuerto.
Muy lindos escritos Emma es un placer enorme entrar a tu blog.